February 15, 2016 by ConTextos
¿SOMOS LOS TODÓLOGOS?
El jueves de la semana pasada escuché a una docente decir que los maestros somos todólogos, mientras sus estudiantes pasaban una hora clase completa eligiendo al presidente de grado. “Todólogos”, este término que existe en la Real Academia Española como aquel que cree saber y dominar varias especialidades ha significado para los docentes, parecer padres, creerse enfermeros, psicólogos, administradores, gestores, mil usos, etc. ¿Pero será eso ser un todólogo?
En mi experiencia de formador he visto cómo los docentes nos limitamos en cumplir muchas tareas administrativas y creer que esto me hace todólogo, pero no es así. Yo al ser docente cumplía con mis tareas, planificación, entregaba notas y todo el ejercicio administrativo que se debe de llevar en un salón de clases con 35 estudiantes, en donde también limpie vómitos, seque lágrimas y barrí aulas. Ahora bien, ser puntual en la entrega de exámenes no me hizo ser un mejor docente o un todólogo y mucho menos me ayudó a guiar a mis estudiantes a un verdadero proceso de aprendizaje.
Algunos diccionarios prácticos dicen que ser docente es ser aquel profesional que ejerce la docencia y conduce un proceso de enseñanza aprendizaje. Ojo, no limitándose a un aula de clases.
Vivimos en el país más violento del mundo y me pongo a pensar si este término adoptado por los docentes de conocer todo (pero a la vez muy poco), es una reacción para ser parte de una solución o solamente es una excusa para no querer reconocer que tenemos serias necesidades en nuestra propuesta de educar, porque como docentes no sabemos en realidad cómo aprenden nuestros estudiantes, o cómo funciona nuestro cerebro, o cuáles serán las mejores estrategias para enseñar.
Hace poco leí un artículo en donde mencionan que un docente es como un camaleón y que sabe cómo adaptarse a las situaciones de su entorno. Esto me suena más lógico que pretender saberlo todo. Mimetizarse en nuestro entorno es un recurso, conocer a sus estudiantes, trabajar con ellos, vivir entre maras, bajar y subir cerros, pero querer ponernos un término como docentes debe de ir más allá, yo hoy en día quisiera que nos llamáramos profesionales en la docencia. Yo prefiero entender cada día más de qué se trata este andamiaje de enseñar y aprender, hoy prefiero conocer más mis dificultades de estar frente a un grupo, prefiero proponer estrategias en clase que pueden ser exitosas y no quedarme con la duda por no querer nunca probarlas.
Por favor docente; no pienses que ya eres experto en varias especialidades, mejor piensa en cómo te haces experto en tu especialidad. Presume como desarrollar estrategias para cuidar la salud y no pretender ser un doctor, piensa en cómo enseñar a ahorrar en la escuela y no pretender ser economista, piensa cómo puedes guiar a tus estudiantes a ser críticos, a pensar, a razonar y tomar decisiones antes de pretender ser psicólogo.
“Para poder enseñar a leer a los estudiantes, tengo que aprender a leer yo” esta frase utilizada por una docente del centro escolar Llano Largo en Santa Ana, hizo mucho eco en mí y pude reafirmar que no somos unos todólogos. Somos aprendices y somos los facilitadores de conocimiento. Esta frase me hizo creer que muchos docentes luchamos día a día a pesar de tener 5, 10 o 30 años en la docencia por desafiar enfoques tradicionales para cambiar una realidad y un contexto.
Ahora, me gustaría que pensáramos si eres abogado, doctor, ingeniero, enfermera y en especial si eres docente. ¿Qué te hace sentirte profesional en tu rama? Y ¿Cómo te sientes satisfecho en ello? Yo a partir de mi trabajo como formador en ConTextos sigo creando mi respuesta ¿Qué me hace un profesional?, pero llegar a las escuelas, formar y participar en las clases me dice que voy en buen camino.
Carlos Recinos,
Formador Docente
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