February 11, 2021 by ConTextos
Derecho al retorno
Hace quizás cinco años que Linda Martínez de Cortez está en la Dirección General de Atención al Migrante, DAMI; aunque en realidad pertenece a otra sigla pues trabaja en ISNA, Instituto Salvadoreño para el Desarrollo Integral de la Niñez. Siendo parte del ISNA, en su trabajo en la DAMI, Linda atiende a los niños, niñas y jóvenes salvadoreños migrantes retornados que llegan de México tras un viaje larguísimo.
Cuando arriban a la DAMI, primero los recibe personal de Migración, el cual les brinda una charla informativa, les entrevistan, pasa consulta con un médico si lo necesitan, se les da un refrigerio y luego, van al área de protección de la niñez y adolescencia. Este es un espacio acomodado específicamente para eso. Allí les recibe Linda. Allí, deben esperar hasta que un familiar venga a recogerles. Algunos esperan horas porque sus familias viven lejos.
Linda trabaja concienzudamente, camina por los pasillos, hace bromas a cada grupo de jóvenes, acerca juguetes a los más chiquitos, sonrisas para todos y todas. Ella sabe cómo moverse entre tantas caras confundidas, cansadas.
En el 2019 ConTextos y UNICEF tuvieron a su cargo remodelar este espacio. Cuando Linda vio la presentación hermosamente diseñada de cómo iba a quedar el espacio lúdico, solo preguntó dónde iba a estar ubicado el televisor –que no aparecía – y que era muy importante para los niños y niñas. Comprometida. Sabe lo que necesitan.
El día que se armó todo, trabajó codo a codo moviendo muebles, acomodando juguetes. Incansable.
Linda es licenciada en Ciencias de la Educación, con una especialidad en educación inicial y, en la DAMI, su trabajo hace la diferencia. Según ella, muchas veces, cuando los familiares llegan, las caritas ya son diferentes.
La mayoría de quienes están allí, ha llegado con un gran nivel de frustración por no haber logrado entrar a Estados Unidos o con la presión a cuestas de que, muchas veces, padres, o familiares, tienen la expectativa de que sean ellos quienes resuelvan la situación económica precaria que viven en El Salvador. Se les puede ver apenados, con una gran tristeza encima. Para ella, el viaje pudo haber sido muy cansado para ellos y ellas y -muy expuesto a vulneración de derechos- según nos cuenta.
Linda, entonces, juega con los más pequeños, habla con los jóvenes de lo que quieran hablar, les acerca libros, hojas para dibujar y brinda técnicas de respiración y relajación. O simplemente está cerca, en silencio.
Dice sentirse realizada. -Con mis acciones puedo contribuir en mucho- así lo expresa.
El área remodelada tiene dos espacios: para los más pequeños y para los más jóvenes. Tiene tonos pastel, lugares para que puedan dormir, casitas de madera para esconderse, un Wii. Y libros. Muchos libros.
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