enero 20, 2021 by Comunicaciones El Salvador

Una heroína en casa

Por Sandra Leticia Guerra de Castillo

Soy Sandra Leticia Guerra de Castillo, soy maestra de educación básica y trabajo con sexto grado en el Centro Escolar Valle Verde. Ser docente ha sido un regalo de la vida, porque siempre quise tener la oportunidad de ayudar a los niños y niñas.

Viví una infancia y adolescencia muy dura llena de maltrato físico y verbal, en donde nunca me pude defender. Así que una de mis metas es enseñar a los niños y niñas a expresrase a través de la orientación y darles ánimo constantemente. Otro compromiso es entender sus conductas porque sé que cada uno vive una historia distinta. 

A mis estudiantes siempre les digo “son capaces, nadie debe bloquear sus sueños. Esta frase es como un himno. En mi infancia la que me acompañaba era “no sirves para nada”. Y esas palabras marcan.

El inicio de la pandemia fue como una guacalada de agua fría, muy difícil con el uso de  la tecnología tanto para mis estudiantes como para mí.

¿Qué es un pdf? me decían los padres, madres, otros decían no tenemos saldos.

Era un caos, mi casa parecía un centro de llamadas. Empecé a sacar fotos, a hacer visitas rápidas para dejar las guías y a tratar de ir superando mis propias barreras.

Dentro de todo esa confusión, mi familia era mi apoyo, pero un nuevo reto apareció: mi esposo contrajo el virus y estuvo postrado un mes y medio.

Me sentía como en un laberinto sin salida: sentí ansiedad; mis estudiantes me necesitaban y yo buscaba estrategias para ayudarles.

Fui saliendo como podía y de pronto mi esposo se quedó sin trabajo y por la depresión empezó a tener ataques de ira. Fue un tiempo oscuro y lleno de incertidumbre para mi y mi familia.

Un dia sucumbí pero como sabia que mis estudiantes y padres y madres de familia me necesitaban, resurgí cual heroína, con nuevos aprendizajes y fuerzas.

La pandemia más que dejarme cosas negativas me ha ayudado a ser más humana y a entender a los demás, a mis alumnos, porque pasan por infinidad de problemas. Nunca les dije a mis estudiantes qué me pasaba y entendí que algunos tampoco me expresaron su realidad.

Y desde ese momento, algo que siempre garanticé es preguntar a los estudiantes ¿cómo estaban? sino enviaban tareas, les preguntaba si estaban enfermos, si estaban bien. Fue así como estudiantes y padres y madres de familia me contaban el porqué no habían enviado tareas, y obvio yo les decía “entiendo por lo que está pasando”.

En los círculos de diálogo de Contextos en los que participé nos proponían cada semana enviar actividades a los estudiantes y yo lo hacía con gusto.

Siempre he estado atenta con mis estudiantes, pero esta formación me ha ayudado aún más para que ellos pueda expresar abiertamente lo que sienten, lo que piensan.

En la vida debemos aprender a valorar a las personas, por su esencia, y entender a los demás, cualquiera que sea su situació. Todo pasa en este mundo asi que mientras podamos procuremos hacer el bien sin importar a quién.

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