enero 30, 2025 by ConTextos
No me lo imaginé
Por Jossué Vigil
No lo imaginé mientras caminaba las mismas calles que desde hace 28 años camino.
“Tin Marín” resonó en el aire, y mientras yo buscaba el cuerpo que había emitido la chillante y estruendosa voz, vi a un niño en la cancha de la colonia que había terminado de vender mirándome, sabiendo que algo mágico iba a pasar…
¿Te gusta salir? ¿al parque, al zoológico, a la playa, al museo?, me imagino que sí o quizás prefieras otro lugar, pero solo imagina que no pudieras y que los únicos espacios de salida sean las parcelas donde acompañas a tu padre a sembrar para llevar maíz y frijoles a casa.
Entonces imagina que de pronto, un día de clase, tu maestra te diga que un museo llegará cerca de tu comunidad y estás invitado.
No imaginé que al planificar una actividad como ésta la alegría que llevaría a muchas niñas y niños sería tan grande y única en su vida.
Desde hace tres años, en ConTextos, junto al Museo de los Niños Tin Marín y el Museo de la Palabra y la Imagen, desarrollamos los Museos Itinerantes en Morazán. Estos son parte del proyecto Una Escuela Mil Historias, que busca contribuir a la calidad educativa en esa zona desde el año 2019 de la mano de la Fundación Infantil Pestalozzi.
Fueron varias las escuelas que llegaron ese día.
Para algunos de las y los estudiantes fue su primera participación de un show de títeres, su primera vez en el centro del pueblo, su primera vez viajando lejos de su casa, su primera vez en medio de tanta gente y viajando en un transporte.
¿Te imaginas la primera vez disfrutando de actividades divertidas y que a la vez llevan aprendizajes a tus vidas como conocer tus derechos, aprender sobre electricidad, colores, matemáticas?
Yo no lo imaginé así, pero la primera vez es algo único y ellos vivieron muchas cosas únicas en ese momento.
Ver tantas caras alegres cuando veían salir los títeres de ese pequeño escenario le dieron tanto sentido a la planificación, en la cual no iba contemplada la emoción que irradiaban las caras de todos los estudiantes: cómo contestaban atentos, cómo esperaban cada nueva escena o las ansias al momento de ir pasando por las estaciones con juegos.
Solo imagina tocar una estrella, solo imagina la cima más alta, solo imagina que ellos así lo sintieron.
Para mí fue mucha planificación, mucha logística, mucho trabajo, mucho de todo, pero valió cada segundo trabajado. ¿Y cómo lo sé? Es fácil, las primeras veces no se olvidan.
En las escuelas que visitamos para los docentes alguno de nosotros es el hijo de la profe o el muchacho de ConTextos, pero para muchos estudiantes yo era “el de Tin Marín, el del Museo Itinerante”.
Ellos jamás olvidarán ese momento y que yo estuve allí, tanto que incluso en las calles de mi comunidad una vez me dijeron. Tú ya sabes que dijeron…”él es el del Museo…”
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