mayo 21, 2021 by ConTextos
No te calles
Irma Edic vive en Altavista, San Martín, y es parte del comité de festejo de su zona, por eso, cuando la biblioteca municipal de San Martín era todavía un proyecto e invitaron al comité a participar, ella fue. Era mediados de 2019. Todavía no había local para la biblio pero había reuniones. Y ahí estaba Edic.
“Soy poca para leer porque nunca me ha gustado”, reconoce aunque admite que hay cuentos que sí le gustan.
“Nos dijeron que la biblioteca iba a ser para toda la comunidad y yo pensé ‘le puede ayudar a mi polígono, a los niños’… entonces dije ‘voy a ir’ y me gustó”.
ConTextos, con el apoyo de UNICEF y la municipalidad de San Martín, trabajó todo ese año para abrir la biblioteca. El programa incluye no solo la parte edilicia, sino también una formación para el bibliotecario y el comité de biblioteca.
Lamentablemente se pudieron hacer solo dos reuniones previas a la apertura y cuando la biblio estaba terminada, con más de mil libros para niños, niñas y adolescentes, un gran mural de un árbol y grama para sentarse a leer bajo su sombra, vinieron la pandemia y la cuarentena.
Por un ratito perdimos contacto con Edic; el poco contacto que habíamos tenido.
El encierro, como a casi todos y todas, nos movió hacia lugares nuevos. En ConTextos creamos el Círculo de líderes en bibliotecas: cuatro sesiones por zoom para ver cómo ser bibliotecarios en pandemia. Pensé en Edic, en que podía interesarle. Y así fue.
En los círculos nos encontramos para hablar desde el corazón, para identificarnos y reconocernos: cómo nos sentíamos, qué necesitábamos, qué podíamos ofrecer. Y sabíamos que estábamos en un lugar seguro: lo que se hablaba en los círculos se quedaba en los círculos.
En el segundo encuentro leímos una historia, dialogamos y propusimos como reto que cada quien contara una historia a alguien de su familia o de su colonia y que luego nos dijera en el chat grupal cómo le había ido.
Edic, o Edi, como la llaman quienes la conocen, hizo el ejercicio.
Y le contó a su hija su propia historia, guardada por años, dolorosa.
“Yo tenía un secreto súper grandísimo y siempre tuve miedo de contarle a mis hijos…decirle a otra persona”.
Pero lo hizo.
Su hija lloró cuando lo escuchó.
Se le tambaleó el mundo.
Primero se lo contó a ella y después lo escribió en el chat. En el chat hay personas que Edi, con suerte, habrá visto dos veces en su vida y otras a las que ni siquiera conoce.
Pero los círculos son de confianza y Edi, sin duda, es valiente.
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