febrero 22, 2021 by Comunicaciones El Salvador
Miradas que transforman
Por Karen Vargas
Reunir a jóvenes de diferentes universidades del país con la disposición para reflexionar y promover los derechos de la infancia, al final de un año pandémico, parecía una misión imposible.
Dentro del 2020, que dejó nuestra fragilidad al descubierto, más de 15 jóvenes futuros/as comunicadores/as y periodistas coincidieron en un espacio virtual cada semana. Dejando a un lado sus cargas y preocupaciones personales dialogaron sobre el rol activo que cada quien puede asumir para sensibilizar a la población salvadoreña sobre los Derechos para la Niñez, a través de la Ética Periodística.
Tuve la oportunidad de conocerles “virtualmente”. Nadie tuvo pena de nada desde el primer día, nadie tuvo miedo de romper el hielo y expresar sus ideas.
Y yo, encargada de moderar los diálogos, logré conectar, en algún momento, con sus ideas o comentarios ya sea por su postura, su forma de ver la realidad o por la forma en que nos indignamos y reflexionamos en colectivo.
Muchos de ellos y ellas me recordaron mi espíritu de universitaria, todas esas veces que no me conformaba con las respuestas que quedaban en el salón de clases y buscaba cualquier otra alternativa que alimentara mis pasiones.
Sólo 5 sesiones virtuales fueron suficientes para conspirar para un encuentro presencial. Llegamos a sentir la necesidad de conversar cara a cara, aun con todo lo que la nueva normalidad conlleva, incluyendo la mitad de nuestros rostros cubiertos por mascarillas.
También quisimos que nuestro compromiso fuera más allá de una plataforma virtual y se pudiera materializar en un producto que creamos colectivamente: El Decálogo para un Periodismo por la Niñez.
El decálogo es una construcción en aprendizajes colectivos resumidos en 10 puntos para reflexionar sobre el rol de los medios de comunicación de nuestro país frente a los Derechos de la Niñez. Es también una invitación a sumarnos por un cambio de mirada que resulta cada vez más urgente en nuestra sociedad.
Los diálogos nos llevaron a recordar aquella innegable función social del periodismo que alguna vez escuchamos en nuestras clases de la universidad, pero que muy pocas veces es reconocida y reflexionada como debe ser: a profundidad y asumiendo los compromisos que ello implica.
No solo por su capacidad para denunciar las desigualdades e injusticias, sino también por su responsabilidad e influencia en la creación de una sociedad informada y crítica, y sobre todo sensibilizada y comprometida en la defensa de sus derechos.
Sin duda, a través de los diálogos, volvimos al punto de partida de nuestras carreras, a la esencia y a la razón de ser del por qué decidimos estudiar lo que estudiamos o hacer lo que hacemos.
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