marzo 8, 2016 by Zoila Recinos
LOS QUE LLEVAN LA RANFLA* HACEN ALGO MÁS QUE MULTIPLICAR
Los docentes salvadoreños nos preocupamos por la educación hasta cuando compramos el pan. Escuché a José en la tortillería, él estaba frustrado porque en su escuela enseña matemáticas en sexto grado, y cuando sus estudiantes llegan a la clase no tienen dominios básicos de la asignatura que imparte, -el profesor del grado inferior terminó el programa, sus estudiantes no aprendieron a multiplicar-. -¿Y qué hace el MINED?- preguntó un vecino -¿qué no supervisan? A lo que el maestro explicó: -» El MINED a mí no me pregunta ¿qué aprenden los niños/as? o ¿cómo aprenden? Sino ¿En cuál tema voy, cuántas unidades he avanzado?»
Ni la señora tortillera, ni el vecino entendieron mucho la explicación de aquel docente, éste con gesto complacido se resignó a ser escuchado por los vecinos, porque en este país «cualquier persona» es interlocutor del profesor; no hay un consejero o un «coach» que potencie sus habilidades. En El Salvador cerca de 420 asistentes pedagógicos y de gestión no alcanzan a atender las demandas de 5,000 centros escolares. Ser docente es estar solo. Es ante todo, cumplirle al MINED: presentar papeles y papeles. José no se queja por ello, sino más bien por la incoherencia en la exigencia, pues como bien lo ha comprobado, a sus estudiantes de sexto grado no les sirvió terminar el programa de matemáticas del año anterior.
Sinceramente, pensé que este reto ya había sido superado, la realidad evidencia que no. En nuestras aulas se sigue «copiando el contenido», también se sigue capacitando en el contenido; yo no niego su importancia sino su pertinencia. Con más de 100 años contando muertos por oleadas, y con más de 20 muertos diarios en los últimos 12 meses ¿seguimos pensando que el sistema educativo necesita más temas de estudio?
Para algunos como Valerio Bispuri: «Las cárceles son un reflejo de la sociedad» desde ese reflejo también hay evidencias de que no necesitamos más contenidos en el sistema escolar: el 93% de la población privada de libertad ha pasado por al menos, el nivel básico de escolaridad. Los que «llevan la ranfla» nos han mostrado que hacen algo más que multiplicar y persuadir ¿Por qué con toda esta evidencia seguimos dictando temas?
La Asamblea Legislativa tuvo la brillante idea de incluir una vieja asignatura (Moral, urbanidad y cívica) como respuesta al problema de la violencia; como si las asignaturas que ya tiene el currículum se desarrollaran a la perfección. Cuando nuestro sistema educativo no ha podido transformarse hacia la práctica de competencias en el salón de clase, desde el impulso de última reforma curricular, nuestros estudiantes no han subido el nivel de logros; ya no son esas competencias las únicas que necesitamos, las verdaderamente urgentes siguen siendo ignoradas por la sociedad.
Los niños y niñas en la clase del sexto grado del profesor José, no necesitan nuevo contenido, necesitan estrategias cognitivas: de razonamiento matemático, de literalidad, de pensamiento crítico, pero además y sobretodo estrategias socioemocionales que les permitan sobreponerse y mantenerse humano ante la carga de vivir con miedo, dolor, luto, intolerancia e incoherencia social día tras día.
Entonces, por qué seguimos preguntado y ahora exigiendo a los maestros que pregunten: -¿niños cómo debe ir vestida la Caperucita Roja para ser una buena niña? Mientras nuestra niñez y juventud necesita responderse diariamente ¿cómo hablo con el lobo para convencerlo de que me deje en paz? El lobo es mi primo y tiene hijos que alimentar ¿por qué dicen que es malo?¿realmente es malo?
Para el profesor José nuestros niños y niñas merecen un sistema que garantice aprendizajes, que se preocupe por qué y cómo están aprendiendo en la escuela. Profesores como él necesitan interlocutores válidos que lo acompañen en su salón de clases para dejar de sentirse culpable por no terminar todos los contenidos al enfocarse en que sus estudiantes «aprendan» en vez de sólo pasar por temas.
Mientras tanto nuestra realidad, nuestra sociedad, necesita con urgencia un sistema educativo restaurador más allá de las multiplicaciones ¿Qué debe pasar para aceptar que la escuela es la única vía, aún habilitada para recuperarnos, para sanarnos, para intentar ser una sociedad menos violenta? ¿Qué necesita el MINED para decidir radicalmente enfocarse en competencias socioemocionales sobre cualquier otra competencia que intentemos desarrollar?
La escuela que necesitamos debe priorizar, practicar más y decir menos: dar un abrazo entre compañeros, hablar en un tono adecuado, esperar, respirar profundo, pensar antes de actuar, dialogar, preguntar, decir «no estoy de acuerdo contigo» sin golpear, estoy de acuerdo contigo…, en fin, la escuela hoy debe dar un paso atrás en dictar contenidos y recordarnos qué es ser un humano. Solamente así aprenderemos a multiplicar lo que importa ser multiplicado.Zoila Recinos,
Coordinadora de Formación Docente
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