noviembre 14, 2024 by Daniela Raffo
Escribir para…
Por Jennifer Coreas.
Sanar, pertenecer, construir, resignificar…. En su esencia más profunda escribir traspasa los conceptos, va más allá de la exploración y la búsqueda. Escribir significa revelación.
¿Qué sería entrar a una habitación totalmente oscura y dejar que los sentidos sean los únicos que nos ayuden a descubrir el camino?
La vista se acostumbra a la oscuridad y comienza a ver siluetas; el tacto percibe texturas, peso, volumen y hasta intuye lo que está más adelante… El olfato reconoce a la naturaleza, el rocío, lo que trae la brisa… El oído se afina para escuchar lo más delicado, lo más sutil, por sobre el sonido del huracán y la tormenta.
Escribir no es sólo reflejar lo que pensamos y sentimos a través del texto, escribir también es descubrir lo que pensamos y sentimos, para iluminar nuestra habitación interna y construir de manera consciente nuestro mundo.
La adolescencia se presta mucho para este ejercicio… La habitación está cambiando a una velocidad dramática, donde las ideas y conceptos dejan de ser certezas para convertirse en grandes preguntas: incómodas, dispersas, amorfas… ¿Qué pasaría si…? ¿Qué significa esto…? ¿Qué cambiaría si…? Como adultos, las preguntas no dejan de surgir, pero parece que con el tiempo aprendemos a “acomodarlas”, clasificarlas y organizarlas de manera que se apilan y apilan hasta que nos olvidamos que están ahí.
Escribir es tremendo.
Pienso que autodescubrirse es de los actos más valientes que existen y mostrar a otros ese proceso o ese descubrimiento lo es aún más.
El escritor Franz Kafka decía “no escribo para que los demás entiendan lo que sé, sino para entender lo que no sé”. Nuestra vida pasa más rápido de lo que podemos procesar, por lo que las preguntas se acumulan con rapidez. Esto no significa que hay que detenernos cada dos segundos, es imposible, pero sí podemos explorar aquellas preguntas, aquellas cosas que “no sé” pero que se manifiestan como enormes siluetas en nuestra mente y corazón y que toman la forma de nuestras acciones hacia nosotros mismos y en relación con los demás.
El proyecto Soy Autor, Soy Autora de ConTextos siempre ha anhelado ser eso… Ser una oportunidad para interactuar con lo incierto, un medio a través del cual los autores y autoras puedan aprender de su propio mundo interior y ser honestos consigo mismos acerca de sus limitaciones, ignorancias, talentos y jardínes.
La escritura creativa busca revelaciones más que confirmaciones. Las revelaciones tienen un cierto confort que solo el que las ha experimentado puede describir con exactitud qué se siente… Las revelaciones trascienden la alegría… Se siente como respirar desde el diafragma, como cerrar los ojos y saber, sin saber… Quizá se siente como cuando la flor toma agua, nadie le enseña cómo hacerlo, pero lo hace… Se siente como intuición.
Este próximo 5 de diciembre, 38 autores y autoras, todos adolescentes del Centro Supérate Poma, que se han atrevido a realizar este viaje sincero, nos compartirán sus revelaciones y descubrimientos. Sus revelaciones, como una fuerza en espiral, tienen el poder de atraer nuestras propias contradicciones, deseos ocultos y vulnerabilidades. Sus historias, entonces, son invitaciones para que también nos atrevamos a realizar ese viaje. No se trata sólo de expresar lo que sabemos, sino de permitirnos ser sorprendidos por lo que descubrimos a través de las palabras.
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