enero 20, 2021 by Comunicaciones El Salvador
De la cocina a la matemática
Por Julia Argueta Romero
Mi nombre es Julia Argueta Romero, soy de educación parvularia, trabajo en el centro escolar caserío La Planta, cantón El Rodeo, Jocoaitique, Morazán. Actualmente soy docente auxiliar y también ayudo a la directora.
Para mí, ser docente significa ser una orientadora para los niños y niñas y también una amiga más para padres y madres de familia.
El tiempo de la pandemia ha sido duro, entre no saber qué hacer con mi trabajo y preguntarme cómo iban a hacer mis niños para trabajar y qué iba a pasar con todo; de pronto, una luz apareció: la oportunidad de seguir trabajando con las guías que el MINEDUCYT enviaba. Así vino un poco de respiro. La gran preocupación que tenía era cómo iban a hacer los padres y madres de familia si ellos no eran docentes.
Pensaba y pensaba cómo ayudarles a ser maestros desde su casa.
Para superar ese torrente de pensamientos empecé a ver qué podía hacer con el tiempo que me quedaba libre -que casi nunca tenía por el trabajo-, y vi la oportunidad de cocinar, que es algo que me encanta.
Así empezaron los días de pisques, hojuelas, nuégados, pinol de gallina india… Iba pasando el tiempo y mi familia, disfrutando de toda la riqueza de nuestra cocina.
Algo curioso fue que; durante ese tiempo de cocina; mi nieta de seis años, que vive en la misma casa donde yo vivo, fue mi compañera eterna y me hacía preguntas, ayudaba a traer cosas y agregaba ingredientes. Yo notaba su interés en aprender.
Al terminar las recetas, yo le hacía preguntas: ¿cuántos ingredientes lleva?, ¿cuántas cucharadas? y otras cosas. Y para mi sorpresa ¡me respondía todo!
Entonces, cual foco que se enciende en la oscuridad, me nació la idea ¿qué pasaría si mis niños me mandan recetas de las comidas de sus casas?. Así inició el proyecto “De la cocina a la matemática”. Inicié grabando a mi nieta mientras explicaba las recetas aplicando las matemáticas y se las envié a los padres y madres de los estudiantes para que les sirva de modelo. Así también aproveché para que los niños y niñas explicaran las normas de seguridad en la cocina.
Otra alegría que me ha dado este proyecto es ver cómo se unió la familia para poder desarrollar el video de los niños y niñas. Considero que la cocina sirve para eso, para unir familias en un solo corazón.
Mi recomendación es que enseñemos desde casa con cosas normales a lo que niños y niñas tengan acceso. Para mí, son las mejores herramientas que hay, porque ayuda a sentir la casa como un lugar divertido y también como espacio de aprendizaje.
Creo que la pandemia me ha enseñado a ser más creativa en mis clases y también a apoyar a las familias a involucrarse en el aprendizaje desde sus cosas cotidianas.
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