noviembre 10, 2020 by ConTextos

¿Quién soy?… ¿de dónde vengo?

Por Paola Armida Rosales Guevara, del Centro Escolar Guillermo Borja Nathan

Yo soy; antes que madre, antes que maestra, antes que compañera, antes que comadre, antes que amiga… Soy mujer.

Yo soy mujer feminista de nacimiento y feminista por conocimiento a la mitad de mi vida.

Soy fortaleza en los momentos de desesperanza, alegría de todos los colores, de todas las etapas, de todas las caras, números y sumas, pero nunca en cero.

Soy sumados 59 años bien vividos,
de corazón joven y de recuerdos memorables que llenan mi existencia.

Vengo del olor a piña grande, dulce y madura en casa de mis abuelos
de la vigilancia infantil
de la  primera anona que cae en la madrugada.

Vengo del recuerdo de los pericos, tortugas, conejos, hijos peludos y engrifados y otras tantas  mascotas que me han acompañado en mi hogar y casas donde he vivido. Algunos ya enterrados al lado de cada flor, de cada árbol en mi jardín.

Soy los refranes, dichos, consejos y reprimendas de mi madre que, aún después de muchos años,  los escucho en mi cerebro.
¡Pues lo que se aprende de la madre, jamás se olvida! como cuando me decía “hija cuando usted ya no tenga hambre ni lo más rico cabe”, ”lo que no le pertenece déjelo donde lo encontró”, “lo que no es con usted no lo escuche ya que si mete su nariz le entregarán los huesos y no le gustará”, “hija… no te pareces a mí. Te pareces a tu abuela paterna que era bien pate chucho”.

Soy bailarina de nacimiento pues molestaba desde el vientre a mi madre
moviéndome al compás del caer del agua
del aire al pasar
y todo sonido que me invitaba a flotar en el líquido amniótico.
Nací “sietía”, como dice la gente y  gritona, impaciente, preguntona y de poco comer, como decía mi mamá.

Soy baile y  música de todos los tiempos: los 70s, 80s, 90s con Donna Summer, Camilo Sesto, Bee Gees, Michael Jackson, música romántica de Alejandro Sanz y Pablo Alborán, el tango argentino, la salsa colombiana, el son cubano y el folklore salvadoreño -mi pasión-, todos ritmos que no pasan de moda como las buenas costumbres, olores y sabores.

Soy esa mujer que de niña disfrutaba con mi padre leyendo las historietas llamadas pasquines de Los Picapiedras, El ratón Miguelito, Tom y Jerry, Popeye, Brutus, Doña Catana, luego la filosofía de Mafalda y más tarde la profundidad de Isabel Allende. 

Soy esa mujer de padres que creían que un trabajo dignifica
que la educación y el aprendizaje tienen magia para hacer mujeres de bien
que los libros son tesoros por descubrir
que el aseo diario es importante
el cabello largo y una cara sin máscaras de maquillaje son pulcritud
y, en donde  la familia es la familia, no importa quiénes la conformen.

Soy esa mujer que; a donde va, así sea el fin del mundo, el restaurante más rebuscado, el pueblito más recóndito; busca pupusas de frijol con queso para los domingos, atol de elote y  de piñuelita -y muchas veces los he encontrado-.

Soy esa mujer que, a donde, va busca también una montaña para escalar
un camino para recorrer
una playa para remojar sus pies y recibir el sol
una oportunidad para bailar y como salvadoreña -con sello del país de la sonrisa- alguien con quien platicar de la comida, del clima, de la familia, la experiencia, los amores.
No importa qué, pero hay que comunicarse.

Soy esa mujer que celebra por doquier, la llaman o llama para celebrar cumples, aniversarios, casas nuevas, el viaje, el regreso, los triunfos, etc.  Los motivos sobran para compartir con la familia, las amistades, en el trabajo, etc. Que  esta vida solo es una y los momentos vividos es lo único que nos llevaremos -en pandemia ya lo vimos-.

Soy esa mujer con mil situaciones que resolver
con mil responsabilidades voluntarias o no, buscadas o captadas al pasar
con mil aprendizajes dispuestos para mí y siempre algunos de práctica inmediata.

Soy esa mujer que gusta de reír incansablemente hasta llorar a  borbollones de tanta risa, hasta que se te sueltan los botones de la ropa y tienes dolor de estómago. 

Soy esa mujer con el sentido común siempre de que, el pasear, reír y disfrutar a manos llenas es salud. Convencida y conforme con la vida… esta vida… que me ha dado los sentidos para pintar de colores mi existencia, expresarme y escuchar el sonido de la naturaleza en todo su esplendor; esta vida con tantas satisfacciones, disfrute, salud, tiempo y muchas dificultades que sacan lo mejor de mi creatividad.

Soy esa mujer. Vida, no me debes nada, aún te puedo dar. Espéralo y disfrútalo.

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